El sector de la construcción continúa al alza mientras que, al mismo tiempo, no deja de encontrar trabas en su camino. De todas las dificultades que atraviesa el sector, como la falta de suelo edificable, la que más denuncian los promotores es que tiene que ver con la administración y las licencias de obra nueva. Según estos, los retrasos de la administración en la concesión pueden aumentar hasta un 2% el precio final. La demora acaba afectando los planes de las promotoras, aumentando los tiempos e incrementando el precio final del inmueble.
Según los datos de ASPRIMA (Asociación de Promotores Inmobiliarios de Madrid) en ciudades como Barcelona, la concesión de una licencia de obra nueva puede llegar a tardar hasta 12 meses. En la capital, el tiempo se reduce hasta los 9 meses, mientras que en Valencia se eleva hasta los 19 meses. Según los datos de ASPRIMA, a partir de 9 meses de retraso la vivienda empieza a encarecerse, con una cantidad media de 7.000€. En capitales como Madrid y Barcelona, en los que el mercado está en un momento dinámico de máxima demanda, las consecuencias son mayores. El stock de viviendas de segunda mano está prácticamente agotado, y la obra nueva no alcanza a satisfacer la demanda. Los retrasos afectan tanto a la construcción como a la rehabilitación.
Desde las asociaciones de promotores se piden soluciones a la administración, que como primer paso está llevando a cabo un diálogo con estas. El objetivo es aumentar la rapidez y transparencia de estas concesiones. Desde ASPRIMA se destaca la tecnología como una de las maneras de lograr evitar esta ralentización, además de recordar que hay administraciones que están concediendo licencias sin apenas demora, y que los tiempos dependen de cada una de ellas. De ahí que exijan eliminar estas trabas burocráticas que tanto afectan al mercado de obra nueva.
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