Según los datos del Ministerio de Fomento, las ventas de vivienda en la playa crecieron un 6,2% en el 2018, impulsadas por unos precios que se resisten a remontar. Así, de media, los precios solo se han encarecido un 14% respecto a los mínimos que se alcanzaron cuando estallara la crisis inmobiliaria, y siguen un 30% por debajo de los precios máximos de 2007.
Los datos de la sociedad de tasación Tinsa muestran que el 78% de las 159 localidades de la costa española registran incrementos en los precios en los últimos doce meses, mientras que en 42 localidades los precios han crecido más de un 10%. En Formentera y Ibiza ya se han superado los precios de antes de la crisis, donde crecen un 15% de media. En el caso contrario, hasta 36 localidades ven como caen sus precios y en 15 de ellas caen por encima del 3%. Los mayores descensos se producen en los municipios de Gran Canaria y Huelva.
Así, la recuperación de la vivienda en las zonas de costa, se concentra especialmente en las zonas con una elevada actividad turística y demanda extranjera. El año pasado, los compradores internacionales adquirieron hasta el 15% de las viviendas en el conjunto de España y ya son los primeros compradores en la costa de Málaga (Marbella, Estepona, Mijas), Alicante (Altea y Benidorm), en las islas y en la Costa Brava. Sin embargo, los datos también muestran que la demanda de compradores nacionales está creciendo más deprisa que la demanda internacional. Por lo que respecta al alquiler de apartamentos, los precios rondan entre los 200 y los 2.500 euros semanales, y los mayores precios se pagan en Puerto Banús (Málaga), donde el alquiler de una semana cuesta 2.600 euros de media, seguida de la isla de La Toja, con 1.800 euros, el mismo precio que en el puerto de Ibiza. En el otro extremo se sitúan las playas de Burela o Vicedo en Lug, con unos precios que giran en torno a los 200 y los 250 euros a la semana.
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