Hoy nos detenemos en un artículo interesante, sincero, revelador y muy sensato sobre el exceso de megalomanía en la arquitectura. En concreto, en la arquitectura de Santiago Calatrava. Y en particular, tras observar su última obra y faraónica en nuestro país: el Palacio de Exposiciones y Congresos de Oviedo ubicado en el solar que dejó libre el antiguo estadio Carlos Tartiere.
Lo firma en Eleconomista.es el periodista Pedro Torrijos, quien opina que es ‘una abominación estética del tamaño de una nave espacial. Pero vamos, del tamaño y la forma de una nave espacial, concretamente de la USS Enterprise’. Juzguen ustedes en las fotos que ilustran estos comentarios: Noticia en Eleconomista.es
No son valoraciones gratuitas, puesto que Torrijos hace un recorrido previo por la trayectoria del arquitecto valenciano, por sus aciertos y sus errores, y en este caso recala en un exceso muy particular: su desmedida pasión por la construcción megalómana en el Palacio de Oviedo, que considera ‘un monumento al desprecio por la escala’.
Este artículo invita a reflexionar desde una perspectiva distinta pero cercana -desde la arquitectura-, sobre los vicios que, en tiempos que parecían favorables, llevaron a muchos profesionales a magnificar un sector a una escala absolutamente desproporcional, viciada e injusta para todos: la burbuja inmobiliaria.
El resultado de poner una óptica aumentada en exceso en el punto de mira de un sector tan importante como el inmobiliario en choque frontal con la crisis iniciada en 2008 nos ha dejado profundas cicatrices. Pero hoy, al mismo tiempo, son esos hogares, empresas y profesionales los que, poco a poco, están dando un nuevo impulso a un sector en el que, con honestidad, ilusión y sentido de la medida, lograremos ubicarnos como uno de los motores de la recuperación económica del país.