A pesar de lo que pueda parecer dada la situación del mercado del alquiler en grandes ciudades como Barcelona, los datos lo dejan claro: el alquiler en la Ciudad Condal sigue bajando. Y es que en diciembre de 2017 el índice de precios alcanzó máximos históricos. La estadística mostraba un aumento del 20% sobre el precio récord. A principios de año se empezaron a atisbar signos de moderación. Seis meses más tarde se apreciaba una bajada de la tasa interanual de un 3,3%. No obstante, esta bajada puede ser difícil de ver dado que la bajada a nivel de barrios está siendo heterogénea. El precio del arrendamiento baja un 10% interanual en algunas zonas, mientras que en otras crece hasta en un 30%.
Al revisar el mapa hay registros de lo más llamativos. Se puede ver como la bajada se produce en los distritos en los que es más caro alquilar, como Ciutat Vella, Eixample, Sant Martí, Gràcia y Les Corts. Por otro lado, las zonas en las que más aumentan los precios son aquellas que, a priori, tienen los alquileres más asequibles, como son Nou Barris y San Andreu. En algunos casos se han producido bajadas en distritos que ya eran caros de por si, como el barrio gótico. En este, el descenso ha sido del 9%, pasando de los 1.450€ al mes hasta los 1.320€.
La tendencia decreciente de los precios está causada por factores sociodemográficos, económicos, políticos, normativos etc. Pero el principal es el esfuerzo económico que han de dedicar los barceloneses al alquiler, que ya alcanza de media hasta el 42% de su renta bruta. Y dado que la subida del alquiler no ha ido acompañada por la subida de los sueldos, este rebote ha acabado produciéndose. En algunos casos como el de Eixample y Sant Martí, el trasvase del alquiler a la compraventa ha sido también una de las principales causas.