No es un ningún secreto que el coliving se ha consolidado dentro del sector residencial. De hecho, se presenta como una solución para integrar a la generación Z y a los millennials dentro del mercado inmobiliario, uno de los principales retos en España. En este escenario, a finales de 2021 se registró la tasa de emancipación más baja en lo que va de siglo, con sólo el 14,9% de los jóvenes entre 16 y 29 años viviendo fuera de la vivienda familiar. Así lo indica el Observatorio de Emancipación del Consejo de la Juventud.
La accesibilidad del coliving se caracteriza por su flexibilidad. De hecho, su alquiler puede limitarse a un mes o incluso a días. Este aspecto se presenta como una solución para aquellos jóvenes que se encuentran en una ciudad de manera temporal o no se plantean la posibilidad de invertir en un piso con contratos a largo plazo.
El perfil del inquilino
La mayoría de las habitantes de este tipo de inmuebles tienen un perfil similar: jóvenes estudiantes de alrededor de 25 años o nómadas digitales. Y es que la pandemia ha marcado un antes y un después en nuestro estilo de vida. Por esa razón, algunas tendencias como el teletrabajo han sido un factor clave para potenciar el auge del interés de este tipo de viviendas.
Características del coliving
El coliving combina el alojamiento privado con espacios comunes. Es decir, encontramos espacios polivalentes que pueden utilizarse como una zona de ocio y a la vez tienen la funcionalidad de una oficina. En este sentido, muchas empresas internacionales han apostado por esta nueva forma de vivir y cuentan con espacios coliving en otras ciudades para que sus trabajadores puedan desempeñar su actividad laboral temporalmente de una forma cómoda.
Por otro lado, el confinamiento ha generado la necesidad de contar con elementos exteriores y zonas comunes como terrazas, jardines o piscinas. En este sentido, el coliving se caracteriza por estar dotado de numerosas facilidades como gimnasios, mesas de ping-pong o zonas de relax.
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