Las ayudas para acceder al mercado de la vivienda en España son insuficientes. Especialmente para los sectores más jóvenes de la población que son los más perjudicados y que han visto como el acelerado incremento de los precios de la vivienda se combinaba con una progresiva disminución de la construcción y una mayor inseguridad laboral. Este comportamiento ha provocado que, en los últimos años, la edad media de compra de una vivienda se haya elevado por encima de los 40 años. Algunos profesionales del sector lamentan, por ejemplo, la eliminación de las cuentas de ahorro para la compra de vivienda, lo que deja a los compradores de primera vivienda sin un producto alternativo para ayudar a los jóvenes y a las familias a adquirir su vivienda.
Varios estudios demuestran como cada vez son más las personas que buscan comprar un piso pero cada vez menos consiguen la firma. Muchos inquilinos, en particular aquellos jóvenes que buscan emanciparse ven como frente a la subida de los precios del alquiler optan por adquirir una vivienda, aunque en muchos casos, vuelven a instalarse en los arrendamientos ya que ven que no la pueden comprar. La estabilización de los precios del alquiler a lo largo del año 2018, después de años de variación en la tasa del paro juvenil, ha permitido que cada vez más jóvenes se puedan incorporar al mercado laboral y vean más posibilidades para emanciparse.
El efecto de la recuperación económica ha sido positivo para el sector más joven y si hace un año, la participación en el mercado de la vivienda de los jóvenes de entre 18 y 24 años, ha pasado del 23% al 33%; y de aquellos jóvenes de entre 25 y 34 años el crecimiento ha sido del 32% al 43%. La decisión de acceder al mercado inmobiliario a través de contratos de alquiler no responde a una cuestión de preferencia por parte de los jóvenes sino por ser la única opción frente a la falta de ahorro. Aunque tradicionalmente España ha sido un país de propietarios, se perciben cambios en las tendencias, especialmente en Madrid y Catalunya.