La crisis económica generó una retracción del mercado inmobiliario español en muchos ámbitos del sector. La apertura de la línea de crédito de las entidades financieras a las familias españolas está permitiendo la recuperación de los precios, el aumento en el número de las compraventas y del sector del alquiler, así como la mayor emisión de licencias para la construcción de nuevos edificios.
Con la evolución positiva del mercado, hoy por hoy España tiene hasta 450.000 viviendas por venderse que vienen arrastrándose desde momentos anteriores a la crisis. En este sentido, en 2016 la producción de obra nueva se ha situado entre los 70.000 y los 80.000 inmuebles, según la Asociación de Promotores Constructores de España (APCE).
La recuperación del mercado inmobiliario está dejando patente una clara consolidación del sector, aunque los niveles que se alcanzaron en los meses previos a la recesión todavía están lejos de volverse a ver. Por zonas geográficas la evolución es desigual. Mientras que en las grandes ciudades es más que evidente y el ritmo de crecimiento es próximo al anterior a la crisis económica, en el resto de zonas el dinamismo experimenta datos más discretos y todavía queda mucho recorrido.
En este sentido, aún se hacen notar algunas consecuencias de la recesión económica iniciada en 2008 que, con el tiempo, se acabarán por solucionar. En España, oferta y demanda empiezan a igualarse, por lo que las cifra de 450.000 viviendas que esperan comprador desde la crisis está empezando a reducirse de manera considerable. Desde la Asociación de Promotores Constructores de España se recuerda que entre 2007 y 2015 se construyeron alrededor de 1,5 millones de casas nuevas, por lo que es lógico que aún queden inmuebles por ocuparse. No obstante, y como datos significativo del optimismo creciente en la compra de pisos, según la APCE entre el 70% y el 80% de las viviendas se venden sobre plano, es decir, durante su proceso de construcción.
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