Es la conclusión a la que ha llegado el Instituto Coordenadas de Gobernanza y Economía Aplicada en su último estudio. Estabilizar el mercado y equipararse a Europa serían los principales beneficios, además del aumento de puestos de trabajos, el control de los precios y una mejor capacidad de adaptación a las exigencias del mercado. Y es que, como apunta el Instituto Coordenadas, el 94% de las viviendas en alquiler están en manos de operadores individuales o pequeñas empresas, lo cual produce un efecto desestabilizador en el mercado.
La conclusión del estudio es que una nueva estructura de operadores de relevancia podría centrarse en generar una oferta que se adaptara a las exigencias del mercado. La información sería la clave: un conjunto de grandes operadores manejaría información amplia y detallada sobre la actualidad del mercado, lo cual les permitiría tomar decisiones bien fundamentadas. Entre otras cosas, permitiría mantener los precios a niveles realistas, gracias a limitar los costes. Con una estructura de estas características, los arrendadores se profesionalizarían y podrían concentrar sus esfuerzos en mejorar su servicio y la relación con el cliente.
Y es que el mercado inmobiliario español necesita cambiar la imagen que tienen los españoles sobre el alquiler de viviendas. La falta de garantías a los propietarios y de oportunidades a los arrendatarios está afectando negativamente al sector, que ya se ve muy influido por la predisposición de la gente a comprar vivienda antes que a alquilarla. El estudio afirma que la consolidación de grandes grupos empresariales traería más transparencia al sector y mejoraría la gestión, lo cual ayudaría a equiparar el mercado del alquiler a los niveles europeos. Sin embargo, la polémica está servida, pues muchas voces claman contra el intervencionismo de las rentas, mientras muchos otros alertan del peligro de una burbuja inmobiliaria en mercados como Madrid y Barcelona.
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