En el pasado, la ciudad de Nueva York se vió altamente influenciada por las distintas culturas que se reunieron en un mismo punto y que hasta hoy en día ha desencadenado un sinfín de estilos y maneras de entender la vida. Se trata de una ciudad cosmopolita y en constante cambio que ha conseguido convertirse en un referente para el resto del mundo. A lo largo del siglo XXI, los hogares neoyorquinos se convirtieron en una tendencia importante a ojos del resto del mundo, especialmente de los diseñadores, que veían a través de sus pantallas de cine la modernidad y elegancia que mostraban las moradas norteamericanas. En este artículo te daremos algunos consejos para que puedas conseguir emular este estilo y que parezca que tu casa se encuentra en medio de la Gran Manzana.
Espacios abiertos
Es habitual que los apartamentos de Nueva York dispongan de grandes espacios abiertos y grandes ventanales que permitan aprovechar al máximo la luz que se filtra entre los rascacielos. De hecho, el fenómeno de los lofts surgió de esta ciudad durante la década de los cincuenta, cuando jóvenes, artistas y recién llegados decidieron establecer su vivienda en edificios industriales./cdn.vox-cdn.com/uploads/chorus_image/image/53282393/Screen_Shot_2017_02_16_at_4.52.23_PM.0.png)
Colores claros
Con el objetivo de aprovechar al máximo la iluminación que nos brindan los grandes ventanales y los espacios abiertos, las viviendas neoyorquinas utilizan tonos claros en paredes y techos para maximizar el efecto de la luz y ganar en vitalidad. Algunos apartamentos optan por colores más oscuros, como los grises, en paredes y juegan con el contraste y la calidez que aporta el mobiliario en tonos más claros. 
Materiales expuestos
Los ladrillos y otros materiales expuestos como vigas, cableado o algunas grietas son acabados muy característicos del estilo neoyorquino y es una tendencia que ha superado fronteras. El objetivo era conservar el toque industrial de las antiguas fabricas y lograr espacios modernos y con mucho estilo de forma barata.
Plantas
Los neoyorquinos son unos apasionados de las plantas, es habitual encontrar tiendas y floristerías por casi todas las calles de su ciudad. Además, son conocedores del potencial de las plantas para mejorar cualquier espacio y agregar calidez, belleza e incluso limpiar el aire, en una gran urbe donde no abunda la vegetación de forma natural.
