La aceleración del mercado de la compraventa de viviendas se está dejando notar también en el sector de los servicios de mudanzas. Evitar invertir tiempo, el estrés y el trabajo físico necesario para transportar los objetos es para muchos una prioridad, razón por la que optan por contratar este tipo de trabajos a empresas especializadas. En este sentido, la mudanza no siempre es un camino de rosas, pues en algunos casos surgen ciertas complicaciones que pueden dejar sabor amargo a sus protagonistas.
Y es que, según una encuesta realizada por la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), en los últimos cinco años ha habido hasta un 45% de los consumidores que han sufrido algún tipo de incidente en su mudanza. Entre los más comunes se dieron los daños a los muebles (20%), falta de personal (18%), retrasos en el proceso de mudanza (16%), rotura de objetos (14%), falta de eficiencia por parte de los operarios (9%), daños en la vivienda (7%) y falta de parte del equipamiento necesario (7%).
Por otra parte, siempre según la OCU, uno de cada diez encuestados tuvo que pagar más de lo que en un inicio había presupuestado al finalizar el servicio, una media de hasta 218 euros de sobrecoste. Este dato es relevante en tanto que el precio es uno de los elementos fundamentales a la hora de elegir entre una empresa de mudanzas u otra, pues es el factor que marca la toma de decisión en un 63% de las ocasiones.
Por eso, desde la Federación Española de Mudanzas (Fedem) avisan de que hay que tener cuidado con aquellas empresas “que nos sorprenden ofreciendo precios muy bajos, esas mudanzas chollo tras las cuales suele haber empresas baratas fantasma que no cumplen los requisitos legales a la hora de operar en el mercado». Para evitar sorpresas, se recomienda solicitar un presupuesto acotado y por escrito a la empresa, pues eso nos permitirá reclamar en el caso de que se produzca un sobrecoste injustificado.