El Banco de España en su último boletín económico sobre la “Evolución del mercado de la vivienda en España” llega a la conclusión de que existe un desajuste entre las viviendas demandadas por los compradores y las que están disponibles a la venta. Este desajuste vendría produciéndose desde 2013, donde los niveles de demanda, que se mide por las transacciones ante notario de vivienda nueva, viene superando de forma continuada a los niveles de oferta, que se miden por los certificados de fin de obra. Se estima que se habrían absorbido un volumen de unas 500.000 viviendas sin vender a mediados de 2018.
El documento considera que esta lenta corrección del “stock” podría estar reflejando un cierto desajuste entre las características de las viviendas demandadas, entre las que estaría la localización, y las de las viviendas disponibles para la venta. Además, añade que un rasgo característico del mercado inmobiliario español es su elevado grado de heterogeneidad por territorios, por tipo de venta, ya sea nueva o usada, y por nacionalidad del comprador. De esta manera, es posible que las características de las viviendas demandadas no coinciden necesariamente con la oferta disponible, pudiendo diferir en características como el tamaño, la calidad o la localización.
Además, el Banco de España centra la atención sobre la dificultad de acceso a la vivienda por parte de los jóvenes, principalmente por sus precarias condiciones de trabajo y reconocen el fuerte impacto que ha tenido la recesión sobre el mercado laboral de los jóvenes. Según los datos de la Encuesta de Estructura Salarial, su poder adquisitivo cayó de media un 15% entre 2008 y 2016 para los jóvenes trabajadores de entre 20 y 24 años y un 9% para aquellos de entre 25 y 29. Además, los jóvenes también presenciaron como se deterioraban otras condiciones laborales, viendo alcanzar tasas de paro del 42,4% en 2013 en la franja de edad de 16 a 29 años. Sin embargo, estos indicadores fueron en 2018 algo menos negativos, situando la tasa de paro en el 29,3%.