Hoy nos detenemos en un artículo muy interesante sobre una tendencia más que consolidada en muchos mercados pero hasta ahora inédita en el inmobiliario. Hablamos del crowfunding o financiación participativa, actividad o sistema regulado a través de la Ley de Financiación Empresarial aprobada en abril.
En esta ocasión es el diario ABC quien aborda como el crowfunding ‘se ha lanzado a la conquista de una nueva frontera, y ha aterrizado en el sector inmobiliario’. El llamado también financiación social o micromecenazgo permite que un amplio colectivo de personas inviertan pequeñas cantidades en un mismo proyecto. Lo más destacado es que esta actividad captó entre 90 y 120 millones en España en 2015, y este año podría llegar a 250, según las estimaciones de Daniel Oliver, presidente de la Asociación Española de Crowfunding.
Según sigue explicando Oliver en ABC, la variante inmobiliaria del crowfunding podría tener ‘un fin social como poner dinero para la rehabilitación de inmuebles históricos en las grandes ciudades. A diferencia de las socimi (fondos de inversión inmobiliarios) permite destinar el capital a un único activo y conocer directamente de cuál se trata’.
Para ilustrar esta tendencia, el periodista Carlos Manso repasa la historia de los emprendedores Antonio Brusola (Tono), y Álvaro Luna cuando crearon la plataforma Housers en 2015. Lo que en un principio iba a ser un fondo para adquirir activos inmobiliarios, ha terminado por ser una plataforma online de inversión social con casi 4.000 usuarios registrados y 1.250 inversores. La inversión más habitual es la compra de un edificio, para reformarlo y, posteriormente, alquilarlo durante dos o tres años.