La mayoría de los expertos alertan de la posibilidad de una nueva burbuja económica en el mercado inmobiliario. Al fin y al cabo, la subida tanto en los precios de la compraventa como del alquiler respecto al año anterior es notable. Una casa es hoy un 7,8% más cara que en 2017 por lo que, en principio, debería saltar las alarmas. Sin embargo, los últimos datos parecen indicar que se está produciendo una estabilización de los precios. El precio de la vivienda ha aumentado solo un 0,3% en el último mes, y aún está lejos de los niveles de 2008, cuando las viviendas eran un 36,6% más caras.
La principal razón de estas cifras es sencilla. La caída de los precios durante la crisis fue tan pronunciada que, incluso en un periodo continuado de subida, todavía seguimos lejos de aquellos indices. Y es que en algunos lugares de España, la caída fue hasta del 50% del valor. El remonte de la economía y la dinamización del mercado esta haciendo que suban otra vez, pero ni a tanta velocidad ni a índices tan inflados como por aquel entonces. A pesar de todo, los diferentes agentes del sector inmobiliario, tanto privados como públicos, se mantienen vigilantes, esperando cualquier indicio que pueda apuntar a una nueva burbuja. Por suerte, parece que aún estamos lejos.
Hay otras cifras del sector que apoyan esta percepción. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), en febrero de 2018 se firmaron 27.945 hipotecas. A pesar de que este dato pueda parecer alto, está aún muy lejos de las cifras precrisis. Y es que, por ejemplo, en mayo de 2006 se llegaron a firmar hasta 126.000. En la actualidad, hasta el 37,26% de las hipotecas son a tipo fijo y cada vez son más. Esto permitirá que muchos créditos hipotecarios estén protegidos de las oscilaciones del mercado.