La percepción de que comprar una vivienda es una buena inversión ha crecido hasta llegar al 53%, según los últimos datos. El convencimiento de que una vivienda es la mejor herencia que se puede legar a los hijos ha llegado hasta el 47%. El mercado inmobiliario es fiel reflejo de estas dos creencias, dados los enormes volúmenes de operaciones de compraventa como inversión que se están viendo desde el año 2015. En la actualidad, las compras aumentan a un ritmo del 13% cada año, tanto para residir como para invertir. Y es este perfil de inversor quién está ganando cada vez más peso en el mercado de la vivienda en España, especialmente en ciudades como Madrid y Barcelona.
El perfil de inversor que compra vivienda para después alquilarla es tanto extranjero como nacional. Su principal motivación es económica, y suele centrarse en los números de la operación. Dado que, actualmente, es más rentable invertir en vivienda que muchos productos bancarios, el inversor busca sobre todo aumentar los márgenes de beneficios. Respecto a los extranjeros, son los latinoamericanos los que más se están moviendo en este mercado. Los más habituales son mejicanos, venezolanos, chilenos, peruanos y colombianos. En Barcelona y Valencia, los inversores extranjeros proceden habitualmente de países como Holanda, China, Reino Unido, Francia e Italia.
Aunque no solo hay inversores centrados en el aspecto económico, también los hay que busca alquilar a largo plazo o incluso residir en la vivienda. Sin embargo, la adquisición de una vivienda para inmediatamente ponerla en alquilar puede llegar a dar un retorno mínimo del 20%. Incluso en algunas zonas de las grandes ciudades, el margen de beneficio se puede elevar hasta el 30% y el 40%. Este tipo de inversores se mueven en un rango medio de operaciones de 500.000 euros y la mayoría destaca por su gran solvencia, por lo que no depende de la financiación bancaria.
