Asegurar una residencia no tiene la misma facilidad en todos los casos, pues las características de la vivienda van a determinar cuánto acabará pagando el asegurado por tener protegida su casa. Como ya hemos explicado en entradas anteriores de este blog, en España existe un alto porcentaje de inmuebles a los que les falta una adaptación definitiva a las necesidades actuales, pues el parque de viviendas español tiene una alta tasa de obsolescencia.
En este sentido, aquellos propietarios de inmuebles con una antigüedad que supere los 40 años o que no hayan llevado a cabo ningún tipo de reforma en el sistema eléctrico y en la fontanería, deberán pagar cantidades considerablemente más elevadas que aquellos que compren una casa de obra nueva. También lo harán aquellos propietarios de viviendas situadas en zonas con altos índices de robos. Y es que, según un estudio realizado por la web cerrajeros20.com sobre los servicios que cubren las aseguradoras españolas, muchas compañías rechazan cubrir casas con esas características.
En lo que respecta a los servicios de cerrajería que pueden cubrir las aseguradoras, en robos con bumping o llaves mágicas, las aseguradoras no cubren el coste de la reparación por parte de un cerrajero. El bumping es un sistema muy extendido entre los ladrones que consiste en abrir el bombillo sin dejar rastro alguno mientras que la llave mágica imita el código de la llave del propietario de la vivienda para abrir la cerradura.
Por la propia naturaleza del robo, esta metodología no deja huella, por lo que las aseguradoras no cubren los gastos de reparación en estos casos. Este hecho resulta notable, pues se calcula que más del 90% de las cerraduras existentes en el mercado pueden ser abiertas gracias al método bumping. No obstante, existen algunas compañías que no condicionan la toma del seguro a los años de antigüedad del inmueble ni a la zona en la que se encuentra, pero sí lo hacen en casos de personas en riesgo de exclusión social.