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La certificación energética es un aspecto fundamental de cualquier vivienda, en especial en el contexto actual. Ahora, cada vez más, las personas están preocupadas y concienciadas con el impacto que puede generar en el medioambiente la construcción o reforma de un edificio.
Bajo este contexto, se ha promovido el uso de certificaciones que detallen la calidad y eficiencia energética de cada casa. A través de estas, los propietarios y/o inquilinos pueden ser conscientes del consumo total de energía, así como las emisiones de CO2 a la atmósfera de su hogar.
Todo esto, a su vez, permite no solo mejorar el conocimiento de esta materia, sino que anima a los propietarios a buscar un mejor aprovechamiento de la energía y formas de ahorro que sean útiles a la par de respetuosas con el medioambiente y el futuro del planeta en términos de sostenibilidad.
¿Qué es el certificado de eficiencia energética?
El certificado de eficiencia energética, o también llamado certificado energético, es un documento elaborado y redactado por un técnico competente y autorizado -para otorgarle una validez y legalidad- que detalla la información sobre las características de un inmueble en materia energética.
¿Y cómo se consigue esto? Los expertos lo hacen a través de un cálculo con el que obtienen el consumo anual de energía necesario para satisfacer la demanda energética de un edificio. Esta fórmula, que toma como referencia condiciones normales de funcionamiento y ocupación, tiene en cuenta conceptos como ventilación, refrigeración, calefacción, iluminación y producción de agua caliente.
Una vez obtenido esto, el proceso de certificación energética llega a su fin, por un lado, con la emisión de, como el nombre del propio proceso indica, un certificado de eficiencia energética, y, por otro, con la asignación de una etiqueta de eficiencia energética, que oscila entre las letras A (siendo esta el signo de mayor eficiencia energética) y G (la menos eficiente energéticamente).
En definitiva, todo certificado de eficiencia energética deberá contar con una serie de requisitos básicos y mínimos:
- Identificación del edificio
- Identificación del procedimiento escogido para la calificación energética del mismo
- Calificación de la eficiencia energética a través de una etiqueta
- Un documento que recopile las medidas recomendadas por el técnico certificador para que el propietario, en el que caso de que así lo desee, pueda mejorar un nivel en la escala de calificación energética
- Fecha de la visita al inmueble en cuestión y una descripción detallada de pruebas y comprobaciones llevadas a cabo por el técnico correspondiente
¿Cuándo es necesario un certificado de eficiencia energética?
Por norma general, y salvo excepciones muy concretas, la expedición de esta certificación energética es obligatoria para el propietario de cualquier parte de un edificio, entendiéndose como tal una vivienda, un local o una oficina.
Desde el 1 de julio del año 2013, tal y como estable el Real Decreto 235/2013, contar con este certificado es un requisito indispensable para la venta y/o alquiler de inmuebles en España, tanto para obra nueva como para segunda mano. A la hora de poner tu casa o piso en el mercado, su respectiva oferta deberá contar con un certificado y etiquetación clara y visible para el potencial comprador. Además, según recoge otro Real Decreto (el 390/2021), este certificado también será obligatorio para las viviendas destinadas al alquiler vacacional, que hasta este verano pasado quedan exentas.
Por lo tanto, la pregunta que se plantea ahora es, ¿cuándo no es obligatorio presentar un certificado energético? La respuesta es sencilla. Siempre es obligatorio, pero no será necesario si la casa, oficina, edifico o comercio a vender y/o alquilar está en una zona aislada y tiene una superficie útil inferior a los 50 metros cuadrados, si es un edificio industrial destinado a talleres, o, en último lugar, si se adquiere para su demolición o reforma integral.
¿Dónde conseguir el certificado de eficiencia energética?
La obtención del certificado de eficiencia energética, dada su obligatoriedad, no requiere de un proceso especialmente complejo.
En primer lugar, habrá que encontrar a un técnico autorizado para su expedición. Entran dentro de esta categoría también todos los profesionales con un nivel de cualificación que les permita emitir certificaciones energéticas, tales como aparejadores, ingenieros o arquitectos.
Una vez contactado el experto, el propietario del inmueble deberá facilitarle la dirección para que este pueda proceder con la fase de recopilación de datos. Con algo tan simple como el domicilio, este podrá conocer la referencia catastral, metros totales o distribución de la vivienda. Sin embargo, deberá hacer una visita presencial para completar el proceso.
Una vez acabada esta inspección, el técnico, a través un programa autorizado por el Ministerio de Industria, procederá a la emisión del certificado de eficiencia energética en cuestión. Este documento, entonces, se tendrá que presentar en el registro dedicado a certificados energéticos de cada respectiva comunidad autónoma, donde el propietario recibirá el número de registro del documento y la etiqueta energética que le corresponde.