La regeneración urbana y la rehabilitación de viviendas se han convertido en unos de los principales retos para el parque inmobiliario español. En un contexto el que la sostenibilidad está a la orden del día, la llegada de los fondos Next Generation, impulsados por la Unión Europea, se presentan como un salvavidas para “descarbonizar” un parque inmobiliario deteriorado energéticamente y con una media de edad de más de 40 años.
Y es que la Comisión Europea tiene como objetivo lograr que a finales de esta década todas las viviendas tengan como mínimo una calificación F. Para ello, el Gobierno de España prevé invertir 6.820 millones de euros en vivienda y regeneración urbana. Pero ¿cómo afectará a los hogares?
Las emisiones de CO2 se podrían reducir hasta un 30% y, a su vez, el consumo energético también se vería altamente reducido. Unas consecuencias muy necesarias, ya que España es uno de los países que más contamina y más gasto energético registra de Europa. Si hablamos con cifras, actualmente, el consumo energético de los edificios representa el 40% del total. Por lo tanto, los fondos europeos tendrán un impacto directo en la factura del gas y la luz, lo que supondrá una mejora en la economía familiar y en la calidad de vida de sus residentes.
Beneficios para los inversores inmobiliarios
Este reto supone una ventaja tanto para el medioambiente como para el bolsillo de los inversores, pues aquellos que han hecho la declaración de la renta en 2021 y han apostado por una vivienda eficiente se han podido beneficiar de deducciones de hasta el 60%.
Pero no acaba aquí la cosa, pues una vivienda rehabilitada y mejorada energéticamente puede revalorizarse hasta un 35%. Por lo tanto, apostar por viviendas de este tipo garantizará una muy buena rentabilidad al propietario en el futuro. Este hecho afectará a más de 9 millones de viviendas que necesitan rehabilitación energética en España.
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