Comprar una vivienda que da réditos desde el primer día parece una fantasía. Sin embargo, en la actualidad hasta el 10% de los pisos que se compran son para destinar al alquiler. Esta nueva moda inversora ahora llega aun más lejos con viviendas que ofrecen rentabilidad desde el primer día. En este tipo de packs, destinados a inversores, tanto profesionales como ocasionales, se suele incluir servicios de orientación para encontrar las mejores localizaciones y asesoramiento para evitar riesgos con futuros o actuales inquilinos.
Existen tres tipos de compradores de vivienda arrendada. El perfil más conservador suele decantarse por propiedades de alto potencial de alquiler pero que no superen los 100.000 euros. Su objetivo prioritario es la rentabilidad bruta, que se obtiene sumando la renta mensual por cada mes del año y dividiéndolo entre el precio total de la vivienda. En estos casos la rentabilidad se sitúa entre el 7 y el 8%, según los expertos. El segundo perfil suele mirar a medio-largo plazo, buscando viviendas situadas más cercas del casco urbano y confiando en la revalorización del inmueble gracias al aumento de la demanda de alquiler. La tasa de rentabilidad de este perfil ronda del 2 al 4%. El tercer tipo es el que solo busca obra nueva y que suele ser extranjero. Al no conocer la ciudad, prefiere confiar en nuevas promociones de viviendas de zonas periféricas que no superen los 10 años de vida. Su rentabilidad bruta también suele estar entre el 3 y el 4%.
Las cifras arrojan que, de media, por cada 10.000 euros invertidos se consigue un resultado de 600 euros anuales, a los que posteriormente habremos de aplicar gastos e impuestos. El ranking de ciudades en los que esta modalidad es más rentable son Vitoria Gasteiz (676 euros), Alicante (640 euros) y Málaga (608 euros). Es llamativo que Madrid (573 euros) y Barcelona (564 euros) estén en el quinto y séptimo puesto respectivamente, lo cual demuestra que fuera de las grandes capitales también existen interesantes oportunidades de inversión.
