No se esperaba que se anunciaran grandes cambios en la reunión del Banco Central Europeo en Frankfurt del pasado miércoles. Mario Draghi, su actual presidente, anunció que las políticas que llevaba aplicando el BCE desde el último lustro iban a continuar, si bien dejo entrever lo que puede ser el principio del fin. El Euribor, el índice al que se referencia la mayoría de las hipotecas, continúa anclado en cifras negativas, concretamente al -0,191%. El presidente del BCE dejó entrever con su política continuista que la variación en el tipo de interés se daría, en todo caso, en la primavera de 2019 y siempre dependiendo del crecimiento de la economía y de los índices de inflación, que el BCE sitúa en el 2% para 2020.
El índice de Euribor suele ser un buen indicador de las políticas monetarias europeas que están por llegar, normalmente a un año vista. En los primeros tres meses del 2018 este indica apenas ha cambiado, y todo apunta a que se mantendrá así para favorecer la política monetaria expansiva que está llevando a cabo el BCE. A medida que se acerque el 2019, es posible que esta política entre en una fase más contractiva y que el Euribor comience a consolidar niveles por encima de cero.
La estabilidad que busca conseguir el Banco Central Europeo tendrá efectos positivos sobre los hipotecados, que verán como sus cuotas decrecen en comparación con las del 2017. Gracias a este valor negativo, en cada cuota que paguen podrán comprobar como la amortización de capital tiene más peso que el pago de los intereses. Por no hablar de la declaración de al renta del 2018, ya que podrán tener una rentabilidad de hasta el 15% si tienen derecho a deducción por vivienda habitual. Y sobre todo, es el momento ideal de amortizar la hipoteca, puesto que el índice negativo nos permitirá amortizar más capital sin necesidad de pagar más intereses.
