El mundo está globalizado e interconectado. Por eso se dice que las consecuencias del llamado “efecto mariposa” son impredecibles y pueden llegar a ser enormes. La idea de que las pequeñas variaciones en un modelo o sistema predeterminado pueden producir grandes cambios en el futuro se acaba cumpliendo en términos económicos. De ahí que cualquier crisis en un país occidental rápidamente genera un efecto desestabilizador de la economía de otros países. Algo que ya ocurrió con la caída de Lehman Brothers o la crisis del coronavirus.
En este sentido, la reciente paridad entre el dólar y el euro, hecho que no ocurría prácticamente desde la creación de la moneda europea, tiene una influencia directa en la relación económica y comercial entre Estados Unidos y cualquier país cuya moneda oficial sea el euro. En estos momentos un dólar estadounidense equivale a 0,98 euros, por lo que cualquier persona que tenga ingresos en dólares tiene más capacidad financiera en nuestro país. O lo que es lo mismo, la vivienda española es más barata que nunca para un comprador en dólares americanos.
Así pues, el contexto es favorable para la inversión inmobiliaria extranjera, siendo Madrid el principal canalizador de la inversión procedente de los Estados Unidos y de América Latina. A los venezolanos, cuyo éxodo hacia España empezó ya hace cinco años, se han sumado los mexicanos, colombianos y más recientemente los peruanos, tras los cambios políticos en sus respectivos países. Incluso prefieren comprar casa en la capital de España que en Miami, uno de los principales mercados de inversión inmobiliaria para toda Latinoamérica.
A este escenario se suma que los tipos de interés de las hipotecas en Estados Unidos ya superan el 5%, mientras que el INE sitúa el tipo de interés medio de las hipotecas en España en el 2,47%. Además, el Ministerio de Exteriores concedió 324 ‘golden visa’ en el primer semestre de 2021 a aquellos extranjeros que hubieran adquirido una vivienda de más de 500.000 euros en nuestro país.
