La generación de los españoles que nació entre 1960 y 1975 y que son popularmente conocidos como los babyboomers, podrían exponerse a un empobrecimiento en su nivel de vida en el momento de su jubilación. Para este colectivo, que actualmente tiene entre 43 y 60 años, la inversión que hayan hecho en la vivienda podría asegurarles mantener su nivel de vida a medio plazo. Con la jubilación de los miembros de esta generación, se deberá atender a un mayor número de individuos, a la vez que este gran grupo deja de cotizar. Algunos estudios defienden que se necesitará un ajuste a la baja de las prestaciones o un incremento de los ingresos.
El sistema de pensiones español se verá comprometido por factores demográficos como el aumento de la esperanza de vida, que cuanto mayor sea, menor tendrá que ser la pensión mensual. Además, esto se combina con una reducción de la tasa de mortalidad y con el descenso dramático de la natalidad, forzando al sistema a atender más demandantes de jubilación. Estos factores invitan a pensar que las pensiones de la generación de los babyboomers no serán adecuadas a su nivel de consumo y que ante esta insuficiencia deberán contemplar alternativas a las pensiones.
Una gran cantidad del ahorro de las familias se encuentra en la vivienda. Según los últimos datos, casi el 72% de la riqueza de los españoles se encuentra en la vivienda en propiedad, mientras que el 15% se encuentra en activos financieros. Aunque la venta de una propiedad puede ser una inyección de liquidez para mantener el nivel de vida, la población española prefiere mantener la casa y dejarla en herencia a sus familiares. Pero existen soluciones poco conocidas que tienen un enorme potencial y tienen un trato fiscal favorable, como las hipotecas inversas o el producto vivienda-pensión. De esta forma los futuros pensionistas podrán obtener una renta adicional a la vez que disfrutan de su vivienda el resto de sus años de vida.
