En España, la creciente demanda y la falta de oferta de nueva vivienda está produciendo un alza en los precios en muchas comunidades autónomas. Durante el año 2017, en España, se concedieron 80.000 visados de obra nueva, cifra que dista mucho de los 150.000 que se necesitarían para llegar a cubrir la demanda. Esta es la razón de que, por primera vez, el Plan de Vivienda del gobierno incluya ayudas para la promoción privada de viviendas. En el programa que fue aprobado recientemente, se proyectan unas ayudas que ascienden a 36.750 euros por vivienda, siempre que estas vayan a ser destinadas al arrendamiento.
Desde las promotoras se celebra la medida, pero al mismo tiempo se pone en duda que esta pueda llegar a tener un impacto real en el mercado. Y es que, antes de ofrecer ayudas en la construcción de vivienda, hay muchas otras medidas que, en su opinión deberían tomarse previamente. La demora de las licencias de construcción es uno de los principales obstáculos a la hora de llevar a cabo una nueva promoción de viviendas, además de la falta de suelo finalista. En localidades como la costa del sol puede llegar a tardar hasta 8 meses en ser concedida, por encima de la media nacional de 6 meses. Este es el gran hándicap del sector según muchas de las promotoras.
A pesar de encontrarnos en un período de crecimiento sostenido y optimismo en el sector, muchas voces del sector alertan de males endémicos que no pueden ser solucionados con estas ayudas. La falta de empleo y la imposibilidad de muchos jóvenes de acceder a su primera vivienda inciden mucho más en el mercado que la falta de obra nueva. Únicamente garantizando que todos estos sectores de la población puedan acceder a crédito verdaderamente impulsaría la recuperación del sector. Aun así, consideran que este puede que sea un primer paso en la dinamización del mercado.
